Me
gustaría empezar este nuevo post con una frase que para mí es fundamental en el
aprendizaje:
“Los niños/as desarrollan la mayoría de sus aprendizajes mediante
la observación, la imitación y la
interacción continua” (Albert Bandura).
Hay
que partir de la base que no hay una edad que nos indique el momento de hablar
de drogas con nuestros hijos pero
sí hay momentos adecuados para ello. Por
eso, es muy importante responder siempre ante las inquietudes y preguntas que
nuestros hijos nos hagan. Para ello, lo mejor es desarrollar, desde que son
pequeños, un diálogo permanente aprovechando esos momentos de la vida cotidiana
que nos permiten convertirlos en “momentos educativos”, ayudando a crear los
cimientos para una buena comunicación.
Es
fundamental mantener este contacto verbal desde que son pequeños ya que se
corre el serio riesgo de ruptura de la comunicación en determinados momentos, como ocurre en la adolescencia.
Los
padres debemos ser informantes de primer grado. Investigar y obtener información es el comienzo para poder estar
preparados para cuando llegue el momento en el que nuestros hijos nos pregunten sobre cuestiones relacionadas sobre el consumo de drogas o seamos nosotros
quienes tengamos que provocar la conversación.
Para
ello me gustaría detenerme en tres palabras claves que van a estar presentes en
todo el artículo como son: LA ACTITUD, LA HUMILDAD Y LA COHERENCIA.
ACTITUD: Es fundamental a la hora de hablar con nuestros
hijos de este tema. No hay que “dramatizar” sino procurar hablar desde la calma
y nunca desde la “cultura del miedo”, ya que si actuamos de esta manera conseguiremos efectos
contrarios a los deseados, que nuestros/as hijos no se acerquen a nosotros para hablar del tema.
HUMILDAD: En ocasiones nuestros hijos saben más del
tema que nosotros. Si ofrecemos a nuestros hijos datos que no son ciertos o nos
basamos en juicios y opiniones, perdemos credibilidad ante ellos.
COHERENCIA: No se nos puede olvidar que nosotros debemos ser un modelo de salud y un
ejemplo para nuestros hijos.
¿Pero
se puede hablar de drogas desde que son muy pequeños? SI.
Los
periodos de transición que marca el sistema educativo también son periodos de
cambio en los que los padres hemos de estar atentos. Como padres y madres
protectores que somos creemos que es pronto para hablar de ciertos temas y tendemos a evitarlos.
Ningún
niño/a está exento de consumir drogas. Ponerse una venda en los ojos y negar la
realidad donde están creciendo nuestros hijos es uno de nuestros enemigos a la
hora de la prevención de drogas desde casa.
No se trata de meterlos en una burbuja,
sino acompañar, guiar y protegerlos de
aquellas situaciones de riesgos en las que se van a ir encontrando y una de
ellas es el consumo de drogas. Dotar a nuestros hijos de estrategias de
protección es un largo y duro camino, pero merece la pena.
La comunicación con nuestros hijos es una de las
mejores herramientas educativas que hay como medida preventiva.
Veamos
por franjas de edad como podemos abordar el tema.
EDAD PREESCOLAR: En esta edad es cuando debemos empezar a hablar con los niños de la importancia
de un estilo de vida saludable, la higiene del sueño, la importancia del cuidado
del cuerpo y la comida.
Es
vital que el niño/a empiece a ser consciente que no todo lo que hay a su
alrededor es seguro. Hay que tener especial atención a los productos de
higiene, medicamentos, alcohol o tabaco que haya en casa.
A la
hora de dar un medicamento a un niño/a puede ser un “momento educativo”, enseñando que
esto solo lo puede tomar en el momento necesario y en la medida pautada por el
médico. Atención a no tener “la farmacia” en casa.
DE 5 A 8: Es una etapa donde el juego cambia y el
grupo de iguales empieza a coger mayor importancia. Es a partir de aquí donde
la información que les llega es nueva y abierta y en donde el papel
fundamental que tenemos los padres es poder ayudar
a nuestros hijos/as a poder poner orden a toda esa información.
Es
importante hablar con ellos en tiempo presente, es decir, no plantear en un
futuro los efectos devastadores del consumo de drogas sino conversaciones
sobre hechos presentes y cotidianos, como por ejemplo, el uso de las golosinas y los efectos negativos
que pueden tener en su cuerpo si hay un abuso.
DE 8 A 12: Es
un momento ideal para recopilar información sobre lo que opinan nuestros hijos del tema y empezar a encontrar momentos de diálogo en referencia a ello,
respondiendo siempre con actitud, humildad y coherencia a todas y cada una de
las preguntas que nos hagan.
En
esta etapa es fundamental su grupo de amigos, con quien se junta, y la opinión que tienen ellos sobre el tema.
A PARTIR DE LOS 12: En esta etapa ya se tienen que haber asentado unas buenas bases de
comunicación, es importante entender opiniones y sentimientos y hablar de los peligros no sólo a nivel físico y mental sino peligros asociados como
accidentes, multas, cuestiones legales…. Los últimos datos que tenemos en
cuanto al inicio del consumo empiezan con esta edad.
Para
ello debemos ser nosotros quien en ocasiones iniciemos la conversación para ver
que opinan y como se posicionan ante el tema del consumo de drogas. Por eso, es importante sentar unas buenas pautas de comunicación.Os apunto algunas:
· Actitud y claridad: No hay que tener miedo a iniciar una conversación y hablar de manera clara
sobre el tema. Recuerda que las respuestas incompletas dan lugar en ocasiones a
confusiones y nuestro principal objetivo es preventivo.
· Recopila
información: No se trata de ser expertos del tema pero sí de saber sobre él. Es
una realidad que los tipos de drogas y las pautas de consumo van cambiando y es
importante saber de que estamos hablando, lo que pensamos muchas veces no es lo
que se encuentran nuestros hijos/as. También hemos de estar atentos a no dar
demasiada información gratuita.
· No interrogues ni
emitas juicios: Aunque lo ideal para una buena conversación es el contacto
visual, a veces, es mejor no tenerlo. Los trayectos en coche en ocasiones son buenos para iniciar una conversación porque no hay contacto visual directo.
· Orientar, no
imponer: Utilizar datos objetivos es una información valiosa a la hora de dar
alguna orientación, pero hay que tener cuidado con los consejos no pedidos.
· Flexibilidad: Tu
hijo/a puede que tenga una opinión diferente a la tuya, hay que respetarla pero también hacer valer la tuya. Cuidado con frases como “tienes que”, “quiero
que " y cambiarlas a “me gustaría”.
· Humildad: Hay que
hablar desde el saber y reconocer
nuestro desconocimiento ante algunas cuestiones.
· Sistema de
valores: Es importante remarcar cual es el sistema de valores que hay en casa.
· Hábitos
saludables: Practicar actividades deportivas o los momentos de la comida son
espacios sanos de diálogo. Es importante utilizar estos momentos de salud que nutren la comunicación
con nuestros hijos/as.
· Coherencia: Es
vital dar ejemplo.
· No dramatizar: La “cultura del miedo” no es válida sino que
es un gran obstáculo para la comunicación.
· Cariño y comprensión: Escuchar con atención
cosas que a veces no queremos no nos
debe impedir escucharlas para luego poder actuar.
· Prioriza: No
hagas nada más mientras escuches o contestes, es un momento único y delicado
que merece tu total atención.
· Deja hablar, no
interrumpas: Espera y cuando tengas toda la información y silencio es cuando
hay que hablar.
· Resume: Las
charlas no sirven de nada. Frases cortas, claras y directas.
· Auto-control: Hablar de estos temas a veces nos provoca una gran carta emocional (miedo, rabia…) y esto no ayuda a la comunicación. Sí es importante decir como esto te
puede hacer sentir, pero desde la calma no dejándonos secuestrar por las
emociones.
· Elegir el lugar y
el momento: No todos los lugares y momentos son buenos para conversaciones tan
importantes.
· No atacar: Las acusaciones,
amenazas, juicios y/o exigencias nos alejan mucho de poder tener una conversación sana.
· No utilices
“coletillas: Tipo “ya te lo había
dicho…”.
· Empatiza: Es
importante ponerse en el lugar de tu hijo, en cuanto a su edad y como se puede
sentir hablando del tema contigo.
· Calibra: Tono de
voz, si las palabras son adecuadas y entendibles.
Recuerda que una buena conversación puede
ser el freno a una actividad de riesgo. No se nos puede olvidar que el diálogo
es una de las mejores herramientas educativas y preventivas que existe. Usémosla.
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