lunes, 2 de julio de 2018

HABLANDO DE DROGAS CON MI HIJO/A ¿QUE LES DIGO Y CUANDO?



Me gustaría empezar este nuevo post con una frase que para mí es fundamental en el aprendizaje: 
“Los niños/as desarrollan la mayoría de sus aprendizajes mediante la observación,  la imitación y la interacción continua” (Albert Bandura).

Hay que partir de la base que no hay una edad que nos indique el momento de hablar de drogas con nuestros hijos pero sí hay momentos adecuados para ello. Por eso, es muy importante responder siempre ante las inquietudes y preguntas que nuestros hijos nos hagan. Para ello, lo mejor es desarrollar, desde que son pequeños, un diálogo permanente aprovechando esos momentos de la vida cotidiana que nos permiten convertirlos en “momentos educativos”, ayudando a crear los cimientos para una buena comunicación.

Es fundamental mantener este contacto verbal desde que son pequeños ya que se corre el serio riesgo  de ruptura de la comunicación en determinados momentos,  como ocurre en la adolescencia.

Los padres debemos ser informantes de primer grado. Investigar y obtener  información es el comienzo para poder estar preparados para cuando llegue el momento en el que nuestros hijos nos pregunten sobre cuestiones relacionadas sobre el consumo de drogas o seamos nosotros quienes tengamos que provocar la conversación.

Para ello me gustaría detenerme en tres palabras claves que van a estar presentes en todo el artículo como son: LA  ACTITUD, LA HUMILDAD Y  LA COHERENCIA.

ACTITUD: Es fundamental a la hora de hablar con nuestros hijos de este tema. No hay que “dramatizar” sino procurar hablar desde la calma y nunca desde la “cultura del miedo”, ya que si actuamos de esta manera conseguiremos efectos contrarios a los deseados, que nuestros/as hijos no se acerquen a nosotros  para hablar del tema.
HUMILDAD: En ocasiones nuestros hijos saben más del tema que nosotros. Si ofrecemos a nuestros hijos datos que no son ciertos o nos basamos en juicios y opiniones, perdemos credibilidad ante ellos.
COHERENCIA: No se nos puede olvidar que nosotros debemos ser un modelo de salud y un ejemplo para nuestros hijos.

¿Pero se puede hablar de drogas desde que son muy pequeños? SI.
Los periodos de transición que marca el sistema educativo también son periodos de cambio en los que los padres hemos de estar atentos. Como padres y madres protectores que somos creemos que es pronto para hablar de ciertos temas y tendemos a evitarlos.

Ningún niño/a está exento de consumir drogas. Ponerse una venda en los ojos y negar la realidad donde están creciendo nuestros hijos es uno de nuestros enemigos a la hora de la prevención de drogas desde casa.

No se trata de meterlos en una burbuja, sino acompañar, guiar y protegerlos de aquellas situaciones de riesgos en las que se van a ir encontrando y una de ellas es el consumo de drogas. Dotar a nuestros hijos de estrategias de protección es un largo y duro camino, pero merece la pena.

La comunicación con nuestros hijos es una de las mejores herramientas educativas que hay como medida preventiva.

Veamos por franjas de edad como podemos abordar el tema.
EDAD PREESCOLAR: En esta edad es cuando debemos empezar a hablar con los niños de la importancia de un estilo de vida saludable, la higiene del sueño, la importancia del cuidado del cuerpo y la comida.
Es vital que el niño/a empiece a ser consciente que no todo lo que hay a su alrededor es seguro. Hay que tener especial atención a los productos de higiene, medicamentos, alcohol o tabaco que haya en casa.  
A la hora de dar un medicamento a un niño/a  puede ser un “momento educativo”, enseñando que esto solo lo puede tomar en el momento necesario y en la medida pautada por el médico. Atención a no tener “la farmacia” en casa.
DE 5 A 8: Es una etapa donde el juego cambia y el grupo de iguales empieza a coger mayor importancia. Es a partir de aquí donde la información que les llega es nueva y abierta y en donde el papel fundamental que tenemos los padres es poder ayudar a nuestros hijos/as a poder poner orden a toda esa información.
Es importante hablar con ellos en tiempo presente, es decir, no plantear en un futuro los efectos devastadores del consumo de drogas sino conversaciones sobre hechos presentes y cotidianos, como por ejemplo, el uso de las golosinas y los efectos negativos que pueden tener en su cuerpo si hay un abuso.
DE 8 A 12: Es un momento ideal para recopilar información sobre lo que opinan nuestros hijos del tema y empezar a encontrar momentos de diálogo en referencia a  ello, respondiendo siempre con actitud, humildad y coherencia a todas y cada una de las preguntas que nos hagan.
En esta etapa es fundamental su grupo de amigos, con quien se junta,  y la opinión que tienen ellos sobre el tema.
A PARTIR DE LOS 12: En esta etapa ya se tienen que haber asentado unas buenas bases de comunicación, es importante entender opiniones y sentimientos y hablar de los peligros no sólo a nivel físico y mental sino peligros asociados como accidentes, multas, cuestiones legales…. Los últimos datos que tenemos en cuanto al inicio del consumo empiezan con esta edad.

Para ello debemos ser nosotros quien en ocasiones iniciemos la conversación para ver que opinan y como se posicionan ante el tema del consumo de drogas. Por eso, es importante sentar unas buenas pautas de comunicación.Os apunto algunas:
·       Actitud y claridad: No hay que tener miedo a iniciar una conversación y hablar de manera clara sobre el tema. Recuerda que las respuestas incompletas dan lugar en ocasiones a confusiones y nuestro principal objetivo es preventivo.
·       Recopila información: No se trata de ser expertos del tema pero sí de saber sobre él. Es una realidad que los tipos de drogas y las pautas de consumo van cambiando y es importante saber de que estamos hablando, lo que pensamos muchas veces no es lo que se encuentran nuestros hijos/as. También hemos de estar atentos a no dar demasiada información gratuita.
·       No interrogues ni emitas juicios: Aunque lo ideal para una buena conversación es el contacto visual, a veces, es mejor no tenerlo. Los trayectos en coche en ocasiones son buenos para iniciar una conversación  porque no hay contacto visual directo.
·       Orientar, no imponer: Utilizar datos objetivos es una información valiosa a la hora de dar alguna orientación, pero hay que tener cuidado con los  consejos no pedidos. 
·        Flexibilidad: Tu hijo/a puede que tenga una opinión diferente a la tuya, hay que respetarla pero también hacer valer la tuya.  Cuidado con frases como “tienes que”, “quiero que " y cambiarlas a “me gustaría”. 
·       Humildad: Hay que hablar desde el saber y reconocer nuestro desconocimiento ante algunas cuestiones. 
·       Sistema de valores: Es importante remarcar cual es el sistema de valores que hay en casa. 
·       Hábitos saludables: Practicar actividades deportivas o los momentos de la comida son espacios sanos de diálogo. Es importante utilizar estos  momentos de salud que nutren la comunicación con nuestros hijos/as. 
·        Coherencia: Es vital dar ejemplo. 
·       No dramatizar: La “cultura del miedo” no es válida sino que es un gran obstáculo para la comunicación. 
·       Cariño y comprensión: Escuchar con atención cosas que a veces no queremos no nos debe impedir escucharlas para luego poder actuar. 
·       Prioriza: No hagas nada más mientras escuches o contestes, es un momento único y delicado que merece tu total atención. 
·       Deja hablar, no interrumpas: Espera y cuando tengas toda la información y silencio es cuando hay que hablar. 
·       Resume: Las charlas no sirven de nada. Frases cortas, claras y directas. 
·       Auto-control: Hablar de estos temas a veces nos provoca una gran carta emocional (miedo, rabia…) y esto no ayuda a la comunicación. Sí es importante decir como esto te puede hacer sentir, pero desde la calma no dejándonos secuestrar por las emociones. 
·       Elegir el lugar y el momento: No todos los lugares y momentos son buenos para conversaciones tan importantes. 
·        No atacar: Las acusaciones, amenazas, juicios y/o exigencias nos alejan mucho de poder tener una conversación sana. 
·        No utilices “coletillas: Tipo “ya te lo había dicho…”. 
·        Empatiza: Es importante ponerse en el lugar de tu hijo, en cuanto a su edad y como se puede sentir hablando del tema contigo. 
·        Calibra: Tono de voz, si las palabras son adecuadas y entendibles.


Recuerda que una buena conversación puede ser el freno a una actividad de riesgo. No se nos puede olvidar que el diálogo es una de las mejores herramientas educativas y preventivas que existe. Usémosla.

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