En este blog ya hemos visto algunos aspectos importantes sobre la prevención de drogas en adolescentes
como la importancia de los límites, la comunicación con nuestros hijos, laimportancia del grupo de iguales, la diferencia entre responder en vez de reaccionar, y ahora para
poder verlo con mayor claridad os
propongo un caso práctico real.
Félix (nombre ficticio) tiene 14 años cuando sus padres vienen a la consulta porque no saben qué hacer, puesto que tanto su actitud y conducta en casa han ido
cambiando de manera radical. Lo que antes eran buenas notas ahora son suspensos,
lo que antes eran risas ahora son
gritos, insultos y golpes y lo que antes eran fines de semana en familia ahora
se han convertido en continuas demandas de dinero y negociaciones interminables
en cuanto a horas de llegada a casa que
en la mayoría de las ocasiones no se cumplen.
En la primera
entrevista que tengo con los padres reconocen a modo de sentimiento de
culpa todos los aspectos educacionales que no han hecho con sus hijos. Al hacerles numerosas preguntas para poder hacer un mapa de
la situación y así poder empezar a darles pautas educativas, me encuentro con
muchos aspectos que hay que cambiar en
casa. Están dispuestos a “quitarse la
venda de los ojos” que durante mucho tiempo han llevado puesta, ya que siempre pensaban que los hijos de los demás
eran los que hacían cosas “malas”.
Cuando les pregunto qué clase de
responsabilidades tiene su hijo en casa, me contestan que ninguna; si
conocen a sus amigos, me comentan que a los de ahora no; si les pregunto por
los límites, apenas saben que contestar y cuando les pregunto cual es la
reacción de su hijo cuando las cosas no le salen como él quiere, su respuesta
es que reacciona de manera desproporcionada, “no sabemos que le ha podido pasar
por que nunca le ha faltado nada”.
Proporcionarles todo
a nuestros hijos no es garantía que tengan
todo lo que necesiten. Félix ha
crecido en un ambiente normal, sus padres trabajan y los dos tienen estudios
superiores, todos los días van a
trabajar y por las tardes están organizados para estar con sus hijos sin
necesidad de recurrir a terceras personas. Pero cuando llegan a casa, tanto Félix como su hermano menor hacen aquello que en cada
momento les apetece, no hay rutinas establecidas en cuanto a tareas (antes de
poner la tele hay que hacer los deberes, ducha, preparar las cosas del días
siguiente,…).
El único momento que la familia está junta es la cena donde la televisión es el foco de atención de todos,
anulando la comunicación en este escenario tan propicio para ello. Son
los padres quienes hacen todas las tareas de casa, incluyendo poner y quitar la
mesa.
En cuanto a las rutinas diarias, no hay nada establecido, no
hacen su cama, cuando llegan a casa dejan la
cartera… tirada, ven la tele y hacen los deberes cuando quieren.
Ante las numerosas peticiones de Félix, los padres por evitar un conflicto, a casi todo
le decían que sí. Félix no hace ningún tipo de esfuerzo para conseguir las cosas, aprendiendo que todo lo consigue y que cuando
las cosas no les salen como el quiere lo resuelve de manera muy negativa.
Al llegar el cambio al instituto Félix se encuentra con un
escenario muy diferente, nuevos compañeros y con muy pocas habilidades sociales
para resolver los numerosos conflictos
que van apareciendo en su vida ya que sus
padres se habían encargado de solucionarle todo según crecía.
Félix con su edad necesita pertenecer a un grupo nuevo de
amigos, algunos de los cuales con 14 años ya fuman e incluso alguno de ellos ya
empieza a “tontear” con los “porros”, los fines de semana solo quiere salir con ellos, al principio con límites de hora
pero poco a poco la línea de llegada a casa se va diluyendo.
Los padres tienen plena confianza en su hijo, pero la
realidad es que cuando sale de casa no saben con quién está, ni donde va. Siempre han
pensado que a los demás sí les pasan cosas pero a sus hijos no.
Félix en todo momento
se deja llevar por las decisiones que toma su nuevo grupo de amigos, haciendo
cosas que en ningún momento se plantea si quiere hacer. Empieza a fumar porros
por no sentirse como el “raro” del
grupo.
Las notas de Félix empiezan a bajar y la comunicación en
casa se convierte en conflicto diario y es cuando los padres de Félix se empiezan a alarmar y con muy buen
criterio pedir ayuda profesional.
Viendo de cerca este
caso, quiero recordar que la verdadera prevención de drogas no es cuando entran
al instituto sino mucho antes. El
dotarles de herramientas a nuestros hijos desde que son pequeños les ayudará a
tomar decisiones de manera más madura de mayores.
Tras un largo periodo de trabajo con los padres de manera
semanal y una implicación absoluta por parte de ellos a la hora de introducir
cambios en casa, Félix ha empezado a cambiar su conducta, a mejorar las notas y
el ambiente en casa es tranquilo y comunicativo.
Pero… cuales han sido los cambios que han introducido en
casa los padres de Félix?
1. Introducir
límites claros (Ver entrada: La importancia de los límites)
2.
Se mantienen
firmes cuando ponen un límite claro y no se cumple y que previamente han
advertido (cuando hagas los deberes, preparado la ropa de mañana… podrás ver la
tele).
3.
Han aumentado la comunicación en casa (apagando la tele, móvil apagado al llegar a
casa, actividades en familia, utilizando los trayectos en coche..)
4.
No
resuelven continuamente las cosas que les pasan a sus hijos, les dan la
oportunidad de equivocarse y que puedan aprender que sus actos tienen consecuencias.
5.
Tienen responsabilidades
en casa (cada uno es encargado de
alguna tarea, sacar la basura, limpiar y
pasear al perro, hacer su cama todos los días y limpieza a fondo el sábado por
la mañana).
6.
Se han establecido rutinas claras todos los días.
7.
Comunicación
en positivo, se empieza a no castigar lo que está mal sino a reforzar todo
lo que poco a poco van haciendo bien.
8.
Conocen a los amigos con los que van y a algunos de los padres y madres.
9.
Ayudan a sus hijos a dotarles de habilidades sociales para que sepan
posicionarse cuando no quieran algo y tomar decisiones y no resolver
conflictos.
Algunos puntos ya he comentado en posts anteriores pero aún
quedan algunos por tratar… ¿¿cuál será el siguiente?? ¡¡Os ánimo que me
sigáis!!
Lamentablemente cada día veo más casos como Félix y más
padres desesperados. Espero que estas pautas educativas os ayuden a guiar y
acompañar a vuestros hijos en cada etapa del crecimiento.
¡¡Os espero en el próximo post!!