martes, 2 de agosto de 2022

COACHING PARA MADRES Y PADRES SE TRASLADA A WWW.ANAISLOPEZ.ES


Ha llegado el momento de cambiar. Después de muchos meses, este blog ya no podía ofrecer todo lo que solicitas, así que he decidido dar un pasito más para poder ayudarte en todas tus necesidades, y crear mi nueva página web, por lo que a partir de ahora me podrás encontrar en www.anaislopez.es

Hasta ahora, con este blog únicamente podía publicar los artículos relacionados con cualquier tipo de adicción o de educación conductual, pero a partir de ahora, además de poder revisar los artículos antiguos y leer todos aquellos artículos nuevos que vaya escribiendo, también podré ayudarte de una forma mucho más personal mediante terapias individualizadas y vía online, por lo que si lo deseas, podrás realizar la sesión desde tu propio domicilio sin necesidad de realizar grandes traslados.

Como acabo de comentar, los artículos relacionados con la conducta, la educación y la adicción son y serán un pilar de la web, por lo que no pararan aquí, sino que se irán actualizando periódicamente, de hecho puedes encontrar un artículo nuevo relacionado con el primer móvil de tu hij@ que ya está publicado en la nueva web.

Para que no tengas ningún problema si deseas acceder a los artículos antiguos te los dejo aquí todos y clickando sobre el título, te redirigirá directamente a la nueva ubicación.


Darte las gracias, por haber leído los artículos de este blog y me gustaría que sigas haciendo lo mismo en la nueva ubicación que deseo sea también de tu agrado.

Un saludo,
Anais López

















lunes, 1 de noviembre de 2021

SÍ, PERO.....



Hace un tiempo tuve una conversación en la calle con una madre que hizo que se me dispararan todas las alarmas, digo dispararme las alarmas porque como madre me hago muchas preguntas en cuanto si personalmente lo estaría haciendo con mis hijos.

La conversación surgió después de mucho tiempo sin vernos porque había cambiado a su hija de colegio. Tras los saludos se me ocurrió alagar la belleza de la niña puesto que había pegado un gran estirón y había dado un gran cambio físico.

¡¡Qué guapa estás!!

Sí, sí. Está muy guapa PERO con un pavo encima….

  Pues yo te veo muy guapa (dirigiéndome a la niña)

Sí, sí PERO está de un desobediente- volvió a responder la madre

¡Seguro que sigue sacando buenas notas!

Sí, sí muy buenas notas PERO en matemáticas ha sacado la peor nota .

PERO, PERO, PERO……¡¡BASTA!! Pensaba por mis adentros.

No voy a seguir con la conversación porque cosa que decía había un pero que anulaba por completo aquello bueno que destacaba de su hija, sin además dejar espacio a que respondiera la verdadera protagonista de la historia.

Seamos conscientes de como usamos los adverbios. Hace un tiempo escribí un artículo que hablaba de la palabra “cuando" y que tuvo una gran acogida, una palabra muy positiva y educativa. En esta ocasión he querido dedicar otro artículo íntegro a otro adverbio por el daño que puede hacer en la educación de nuestros hijos.

Incluso a veces lo utilizamos de manera escondida, es decir, no lo pronunciamos, sino que con nuestros gestos y/o reacciones también somos capaces de cargarnos la mejor versión de nuestros hijos. Os pondré un ejemplo real para verlo más claro.

Hace poco vino una pareja a la consulta, y tras indagar un poco en como ponían límites y reforzaban lo positivo de su hijo, el padre me contaba que para potenciar o “reforzar” lo mejor de su hijo en el deporte le daba 5 euros por cada gol que metiera (esta era su paga de la semana) y mi pregunta es: “Y ¿si no mete un gol?”.  Es decir, que sólo premiaba si era bueno, PERO en ningún momento premiaba el esfuerzo que no es sólo de un partido sino de todos los entrenos de entre semana: “¡Eres bueno PERO no lo suficiente!”. A la larga las consecuencias de este “refuerzo positivo” que consideraba el padre, se convirtió en una gran desmotivación del niño, abandonando la actividad que inicialmente tanto le motivaba y lo que es peor, dañando a su autoestima.

Si buscamos la palabra “pero” en el diccionario lo explica claramente: “Para contraponer un concepto afirmativo a otro negativo”; “defecto u objeción”; “principio de cláusula para dar énfasis o fuerza de expresión a lo que se dice”.

El uso de las palabras es básico en la educación, las palabras se pueden interpretar mal pero también se pueden decir mal, y a veces es mejor saber estar en silencio, no digo callados, sino en silencio, sabiendo parar cuando nos dirijamos a alguien, en este caso a nuestros hijos, saber parar en un refuerzo positivo, siendo conscientes que lo que escuchan de nosotros es lo que vemos de ellos. Miremos los actos en su conjunto obviando los pequeños detalles que anulan lo bellos que son y reforcemos todo lo que valen y todo lo que son capaces de hacer después de haberse equivocado tantas veces como sea necesario.

Como siempre digo, espero que mis artículos que sirvan de reflexión, de toma de conciencia.

¡No dudéis en dejarme esos menajes y preguntas tan interesantes que me hacéis!

martes, 8 de junio de 2021

EL PODER DE LAS PALABRAS


Antes de empezar con este nuevo artículo os invito a hacer un alto en el camino para dedicarle dos minutos  a este video donde entrevistan a Javier Giner y así luego hacer la siguiente pregunta: "Si tuvo tanto efecto en un adulto, ¿imaginas el poder tan maravilloso que puede tener desde que son pequeños?"

El principal objetivo de todos mis escritos es transmitir un mensaje claro y contundente, hay que empezar la prevención en la infancia. Uno de los aspectos preventivos a tener en cuenta es la autoestima. Todos sabemos lo que significa, pero pocas veces hablamos del significado de otra palabra que solemos confundir con esta y es el de autoconcepto. Veamos la definición:

Básicamente, autoconcepto es el conjunto de ideas y creencias que constituyen la imagen mental de lo que somos según nosotros mismos. La autoestima, en cambio, es el componente emocional que está vinculado al autoconcepto, y por lo tanto no puede ser diseccionada en palabras, porque es algo totalmente subjetivo.

No se trata de regalarles los oídos constantemente, sino que desde pequeños no empiecen a oír que hay palabras que no son válidas, que no sirven, por que generan miedos a los que se le da demasiando valor, un exceso de pensamientos negativos que se pueden convertir en jaulas y no a todos los pensamientos hay que hacerles caso.

No hace mucho viví una escena con mi hijo en una piscina, decidió que se iba a tirar desde un tobogán acuático gigante, un tanto alto desde mi perspectiva. En todo momento sin escuchar mis miedos a lo que podía suceder, le animé, ya que había sido una decisión suya. Cuando llegó arriba, toda la confianza en él mismo que parecía tener inicialmente se vino a bajo al comprobar que le daba miedo y que no se veía capaz de hacerlo. Todo el mundo desde abajo le animaba con mensajes positivos de “tú puedes”, “que eres muy valiente”. No pudo tirarse.

Cuando bajó se sintió frustrado y sus pensamientos giraban en torno a “no soy valiente”. Tras dejar pasar aquello que estaba sintiendo, pudimos hablar y se dio cuenta que no en todos los momentos se puede ser valiente, que se puede tener miedo y que no pasa nada. Tomó una decisión, ese día no se iba a tirar pero que lo volvería a intentar.

El autoconcepto que tenía mi hijo de sí mismo era de una personal débil y nada valiente, además se comparaba con los demás niños cosa que acuciaba aún más su propia valoración. Si mi hijo hubiera seguido escuchando esos pensamientos que tenía sobre él, ni siquiera lo hubiera vuelto a intentar. El que no se atreva a hacer algo en un momento determinado no significa que no sea capaz de hacerlo.

Por esto, es necesario que desde pequeños palabras como “NO PUEDO”, “NO SOY CAPAZ” “NO VALGO PARA ESTO” entren en el saco de lo que yo llamo "lenguaje no admisible”, es decir, no tienen lugar. Se deben sustituir por expresiones como “ME CUESTA” o “ME RESULTA DIFICIL” que sientan más las bases a la realidad que en esos momentos se está viviendo y sintiendo, pero en ningún momento bloqueando las intenciones de intentar las cosas aunque no salgan. Como solemos decir en casa "las cosas también se pueden hacer con miedo".

Si obviamos esta parte educativa, corremos el riesgo que nuestros hijos abandonen, no terminen las cosas, se frustren demasiado rápido o incluso ni siquiera lo intenten por miedo al fracaso. Dotar a nuestros hijos desde pequeños de un sano concepto sobre sí mismos les ayuda a crecer con una mente más sana, sabiendo identificar pensamientos y pudiendo transformarlos en más positivos.

Me encanta escuchar a mi hijo cuando va hacer algo que le da miedo, decirlo en alto, “mamá tengo miedo”, simplemente le acompaño estando o emitiendo una pregunta tan sencilla como ¿y qué puedes hacer? Él busca respuestas, pero sabe que lo que ya no sirve es decir “NO SOY CAPAZ DE HACER ALGO”.

Efectivamente mi hijo no tardó mucho en tirarse desde el tobogán más alto!


P.D. Puedes ver la entrevista completa a Javier Giner en el programa Punts de Vista  de La2 emitida el día 02/05/2021 pinchando en el enlace al pie del video.

lunes, 21 de diciembre de 2020

EL EFECTO DE NUESTROS COMPORTAMIENTOS EN EL CONSUMO DE ALCOHOL Y DROGAS EN LOS HIJOS


Me gustaría empezar este artículo tal y como suelo recordar muchas veces. La prevención del consumo de drogas empieza en la infancia, no en la adolescencia“Los niños y niñas desarrollan la mayoría de sus aprendizajes mediante la observación, imitación y la interacción continua”  (Albert Bandura).

 

Desde una perspectiva antropológica educacional, cada cultura y cada tipo de familia crea sus propias tradiciones y formas de convivencia. Afortunadamente se va aceptando cada vez más que no existe un único modelo válido de familia  y esta diversidad de los modelos familiares crea riqueza, ya que cada familia tiene su propio estilo de enseñanza. Pero dentro de esta variedad, nos podemos encontrar con ciertos comportamientos por parte de los padres y madres a los cuales merecen la pena prestar atención ya que pueden influir en nuestros hijos a la hora de consumir alcohol y/o drogas.

 

Os invito a hacer una reflexión en tres ámbitos: 

a) Celebraciones familiares y/o grupales

b) Expresiones que utilizamos

c) Espacios tóxicos que podemos tener en casa



LA IMPORTANCIA DEL ALCOHOL EN LAS CELEBRACIONES: ¿EDUCAMOS CON EL EJEMPLO?

Las celebraciones familiares son muy importantes, se convierten en bonitos rituales y  en tradiciones que van pasando de padres a hijos con enormes beneficios, ya que nutren y afianzan valores.

Me gustaría destacar la importancia que tiene el alcohol en muchos de los eventos y celebraciones familiares o grupales. Solo tenemos que observar y comprobar que el consumo de bebidas alcohólicas forma parte de la fiesta como conductor del proceso y como hecho simbólico de un ritual social.


En el centro donde trabajo con adolescentes con problemas de adicción algunos de ellos han probado el alcohol en algún evento familiar porque el padre o la madre le ha dejado probarlo. Creemos que no pasa nada, pero sí pasa. Hay que tener muy claro que nosotros no somos los amigos de nuestros hijos, somos sus padres y madres y ante esto nos toca protegerlos de todo aquello que sea nocivo para su salud. El alcohol y las drogas, lo son.

 

Creo que estamos perdiendo el miedo ante ciertas prácticas que hacemos como normalizadas y que tienen consecuencias secundarias, a veces muy dañinas en nuestros hijos. No digo que no haya alcohol pero la moderación es una palabra que debe de estar muy unida a él. Nuestros hijos e hijas necesitan una estructura, normas y coherencia y la familia es el actor principal para dárselos.

La euforia es una emoción que florece en estos eventos y desde esta emoción el nivel de conciencia muchas veces se anula por el dejarse llevar por la situación y desde aquí, las decisiones que se pueden tomar, a veces, son impulsivas. Tener control sobre nuestros actos y ser responsables de ellos es un punto importante que enseñar a nuestros hijos e hijas desde la infancia ya que les ayuda a tomar decisiones de manera reflexiva.

 


EXPRESIONES QUE ALIENTAN EL CONSUMO DE ALCOHOL E IMPIDEN EDUCAR CON EL EJEMPLO FRENTE A ADICCIONES

Cuando nos encontramos en un ambiente relajado y distendido tendemos a realizar expresiones o comentarios de forma inconsciente, que no tienen ningún tipo maldad ni mala intención, pero que dichos en presencia de nuestros hijos pueden llegar a captar su atención y hacérselas suyas (recordemos que los niños son como esponjas).

Me gustaría destacar diferentes tipos de frases:

Expresiones religiosas

¿Habéis escuchado alguna vez frases como “el cigarrito de después de comer para mí es sagrado”“yo necesito fumarme un puro como Dios manda” o “mi copita de vino en las comidas no me la perdona nadie”? y podríamos seguir diciendo más.

 

Estas y otras expresiones que utilizamos de forma totalmente inocente nada tienen que ver con la religión, sin embargo, las palabras que utilizamos tienen una fuerza como si lo fueran: “sagrado”“perdonar”, es decir, son creencias con una gran carga emocional, difíciles de cambiar, tanto es así que lo convertimos en rituales.

Ahora bien, ¿Qué es lo que les llega a nuestros hijos? Que eso que estamos haciendo es muy importante para nosotros y nosotras y que forma parte de la vida cotidiana, es decir, normalizamos ciertas prácticas.


Expresiones de prioridad

Fijémonos en esta otra frase: ”Espera, que me estoy fumando un cigarro y en cuanto acabe te atiendo”. ¿Qué les estamos transmitiendo a nuestros hijos? Que es más importante el cigarro que ellos y ellas.

 

Vamos a ver las siguientes expresiones: “Me voy a fumar un cigarro, a ver si me calmo” o ”Me voy a tomar una pastilla antes de que me duela más”. ¿Y ahora, que les estamos transmitiendo a nuestros hijos? Inmediatez, a tapar el malestar, a calmar el dolor de manera inmediata y a no gestionar de otra manera la emociones sino usando algo externo para taparlas.

 

Si hay un punto importante para la prevención de drogas desde la infancia es enseñar a los niños a responder en vez de reaccionar y, en este sentido, nosotros, como principal agente educativo de nuestros hijos e hijas, tenemos mucho que aprender. Nuestros comportamientos ante ellos no deben ser impulsivos sino reflexivos, no actuar desde el deseo inmediato sino desde las necesidades. Os propongo hacer un ejercicio para la gente que fumáis y es que justo en el momento de encender el cigarro paréis durante unos segundos para formularos esta pregunta: “¿Lo deseo o lo necesito?”.


Expresiones de cantidad

Seguramente las siguientes expresiones nos sean familiares a todos, las hayamos escuchado o directamente hayamos dicho alguna de ellas en alguna ocasión cuando nos encontramos tomando algo en un bar entre amigos o familiares: “¿Qué? ¿Pedimos otra ronda?”, “Va, acábate esa ya y pedimos otra”, “Venga, que nos da tiempo a pedir la última antes de irnos”.

 

¿Pero qué es lo que sucede cuando las repetimos una y otra vez delante de los pequeños? Con estas frases lo que estamos haciendo de forma inconsciente y, repito, sin ninguna mala intención, es darle un lugar destacado al alcohol y más concretamente al volumen, a la cantidad de alcohol que ingerimos en un tiempo determinado transmitiendo que no existe un autocontrol a la hora del consumo. En prevención se tiene que hablar muy claro de los límites y responsabilidad. Cada uno tiene que saber parar en el momento que decida.


Expresiones de presión

Otra de las situaciones que se pueden dar en este entorno de fiesta o celebración es que uno de los presentes no sea consumidor habitual de bebidas alcohólicas o de tabaco y que desde la euforia del momento, junto a la confianza de los presentes, él y los menores hayan tenido que escuchar: “¿Cómo? ¿Sin alcohol? Anda, pídete una de verdad”.

 

¿Qué creéis que captan los pequeños? Pues que para estar integrado en el grupo y pertenecer al grupo de iguales es necesario consumir, en este caso, alcohol o fumar un cigarrillo porque es lo “guay” y si no se convierte en el bicho raro.

 

De esta manera dificultamos a una de las partes preventivas más importante del consumo de drogas, EL SABER DECIR QUE NO, y no ceder ante la presión del grupo.


No se nos puede olvidar que los padres tenemos una enorme responsabilidad en cuanto a la educación de nuestros hijos e hijas. El lenguaje que utilizamos desde que son bebés es la puerta de entrada a una comunicación permanente con ellos que en ocasiones se rompe cuando llegan a la adolescencia. Es importante calibrar aquellas frases y actos que vivimos como cotidianos que a la larga pueden tener un efecto negativo en ellos.


Nuestros hijos e hijas son esponjas que absorben palabras, comportamientos y experiencias de nosotros y de todas las personas que los rodean.


ESPACIOS TÓXICOS QUE ALIENTAN EL CONSUMO DE ALCOHOL: EL HOGAR COMO ESPACIO PARA EDUCAR EN LA SALUD Y EL EJEMPLO

El último punto para la reflexión que me gustaría destacar en esta serie de rituales inconscientes son los espacios “tóxicos” del hogar. Con esta definición me refiero a aquella zona de la casa en la que podemos encontrar diferentes accesorios, objetos o utensilios de muy fácil acceso, los cuales si existe un entorno familiar de elevada vulnerabilidad, pueden llegar a ser la puerta de entrada a sustancias potencialmente más peligrosas.

Recuerdo de pequeña en mi casa el típico mueble bar, este mueble estaba siempre ocupando un lugar importante de la casa, en ocasiones bajo llave y en muchas otras en un lugar estratégico dejándose ver.


Otro ejemplo de espacio tóxico es el botiquín de casa. El botiquín en casa es totalmente necesario para las emergencias pero en ocasiones se acaba convirtiendo en una auténtica farmacia con medicamentos que únicamente deben ser tomados bajo prescripción médica (benzodiacepinas, barbitúricos, antidepresivos, analgésicos,….).

 

Estos son sólo dos ejemplos para podernos hacer una idea de lo que me refiero, pero cada uno de nosotros deberíamos hacer una autoevaluación de aquellos lugares (ya sean los de los ejemplos u otros) que podamos tener en nuestra propia casa.

La casa debe ser ante todo un espacio libre de humos donde los espacios “tóxicos” se deben convertir en espacios de salud e inculcar a nuestros hijos hábitos saludables desde que son pequeños y esto incluye tener espacios de salud dentro de casa. Así, por ejemplo, el mueble bar se puede sustituir por preciosas plantas que ellos mismos deban cuidar para fomentar la responsabilidad.

 

Es importante crear espacios y momentos de salud en familia, cocinar juntos o practicar algún deporte en  familia. Todas estas actividades ayudan a fomentar los vínculos familiares, lo que aumenta significativamente el bienestar familiar.

Nuestros hijos son muy vulnerables a los estímulos externos, por ello es importante mimar y cuidar con detalles todos estos aspectos.

Las madres y los padres tenemos la obligación de realizar acciones preventivas para proteger a nuestros hijos del consumo de drogas. Es vital usar esas herramientas educativas con carácter preventivo, en el que se transmiten valores, hábitos y estilos de vida.


Artículo publicado para "Gestionando Hijos"





P.D. Deja tu opinión sobre el artículo  en la zona de comentarios y si también has realizado cualquiera de estas acciones u otra acción sin haber sido consciente de ello.

Espero que te haya gustado y que te haya sido de utilidad.

Gracias

lunes, 23 de noviembre de 2020

EL PODER DE LA PALABRA "CUANDO"

 

Prevención de adicciones

Recuerdo de pequeña pedirle algo a mi madre y en algunas ocasiones solía pedirme alguna cosa a cambio, algo que debía hacer para obtener aquello que le había pedido. Esa reacción, lejos de entenderla, me causaba mucha rabia y frustración. La espera es algo que cuando eres pequeño cuesta mucho y, a veces, de mayor también.

Ahora que ya tengo una edad, que trabajo en una profesión donde lo educativo prevalece por encima de todo y, sobre todo, por que soy madre, me he dado cuenta de lo importante, pedagógico y necesario que es el “cuando”.

Paremos un momento en su significado y seamos un poco más conscientes de lo que implica. El cuando hace referencia “al tiempo en el que” o “el momento en el que…”.  Cuando le preguntaba a mi madre si íbamos a ir al parque o hacer alguna actividad, ella normalmente ponía en alguno momento esa palabra “cuando hayas recogido la habitación...” o “cuando hayas terminado la merienda…”, por poner algunos de los ejemplos más cotidianos.

En mi cabeza eso sonaba a negación, es decir, al no tener de manera inmediata aquello que yo deseaba pensaba que ya no lo iba a conseguir. La realidad es que eso era un sí: "Sí vamos a ir, si te lo voy a dar", pero tan solo tenía que hacer algo antes para conseguirlo, ¡así de sencillo! Si quería ir al parque sólo me tenía que comer el bocadillo de la merienda, ese momento dedicado a ello y cuando terminara de hacerlo obtendría lo que había pedido

Al utilizar el “cuando” con nuestros hijos, les estamos dando la oportunidad de entender que las cosas no se consiguen de manera inmediata y de la manera que quieren. Es necesario enseñarles a saber esperar, puesto que la tolerancia a la frustración será más alta enseñándoles a gestionar mejor aquellas cosas no les salgan cuando y como ellos quieran.


LA IMPORTANCIA DEL ESFUERZO

Por otro lado, este “cuando” también ayuda a educar en valores, les enseña indirectamente la importancia del esfuerzo para conseguir alguna cosa ya que se han de implicar, poner de su parte para poder conseguirlo, es decir, se empiezan a implicar en aquello que quieren conseguir por lo que les estamos educando en la responsabilidad (ver entrada del blog: Autonomía y Responsabilidad).


Nuestros  hijos son expertos en regalarnos una gran batería de demandas en todo momento que estamos juntos. Las demandas son variadas, pero casi todas empiezan por un “quiero” y si a la primera les decimos que sí a todo ,no les enseñamos que a veces las cosas no se consiguen de forma inmediata, en este sentido les estamos sobreprotegiendo, teniendo un efecto negativo en ellos a la hora de gestionar las cosas cuando no les salgan de la manera que tenían planificado.

De mayores, son niños que abandonan con facilidad aquellas cosas que se les complican, son niños con muy baja tolerancia a la frustración y que se les hace un mundo todo aquello que implique alguna responsabilidad.

Al utilizar el “cuando”, al ser un adverbio de tiempo, les ayuda a ordenarse, primero hay que hacer esto y luego la siguiente tarea (para ir al parque primero tengo que hacer los deberes). Es decir, primero tengo que hacer aquello que implica mi responsabilidad y luego obtengo un momento de diversión.


LA IMPORTANCIA DE NO RENDIRSE

Pero el “cuando” también lo podemos utilizar en más versiones, por ejemplo “en caso de que” o ”si”. Mi entrenador de natación siempre me suele decir antes de hacer una travesía: “Cuando pienses que no puedes más, tú sigue nadando” y eso es lo que hago (¡Por el momento no he abandonado ninguna travesía que he empezado!). Ese “cuando” en la cabeza tiene un fin. Si aparece en mi cabeza el abandonar, tengo algo que me hace pensar que puedo seguir, y sigo. Estas mismas palabras las utilizo casi todos los días con mis pacientes adolescentes y con los que no son tan adolescentes, pero sobre todo con mis hijos. Con el objetivo de enseñar a nuestros hijos a continuar en aquellos momentos donde los pensamientos a veces se convierten en jaulas en forma de “no puedo” o “no soy capaz”.


LA IMPORTANCIA DE REAFIRMAR SUS ACCIONES

Por último, y no menos importante, el “cuando” en sus muchas versiones educativas también lo podemos utilizar en forma de “puesto que” o “porque”. Se trata de validar y escuchar aquello que nos cuentan nuestros hijos: “cuando tu lo dices es porque es verdad”.


EL LADO OSCURO DEL “CUANDO”

Pero, ojo ¡CUIDADO! No me gustaría terminar este artículo sin antes hacer una reflexión importante y es como en muchas ocasiones utilizamos ese “cuando” en forma de temporalidad para mi errónea: “Cuando YO tenga tiempo: te escucho, te atiendo, juego contigo, hablamos, me cuentas, te cuento…”. Mientras utilizamos este tipo de “cuando”, nuestros hijos crecen y, como digo muchas veces, cuando llegan a la adolescencia la comunicación, a veces, ya está rota. Utilicemos más el “AHORA” y no tanto el “cuando”, ya que este “CUANDO” no educa. Con este tipo de “cuando” lo que hacemos es no disfrutar de ellos sino no estar presentes.

Mi madre utilizaba esa maravillosa frase: “Cuando seas mayor comerás huevos”. Nunca la entendí y, tengo que confesar que, a día de hoy sigo sin entenderla. Me consuela pensar que todavía no la he utilizado con mis hijos. 

martes, 7 de abril de 2020

CONFINAMIENTO: ¿POR QUÉ MIS HIJOS ESTÁN DISCUTIENDO MENOS?


En el momento de ponerle título a esta entrada del blog dudé entre “CONFINAMIENTO: ¿POR QUÉ MIS HIJOS ESTÁN DISCUTIENDO MENOS?” (por el que me decidí finalmente) o “CONFINAMIENTO: ME ESTOY DANDO CUENTA QUE….”.

Tanto un título como el otro hubieran sido muy válidos. De hecho, el título escogido es una consecuencia de la segunda opción, ya que me estoy dando cuenta que…mis hijos discuten menos.

Jamás pensé que escribiría este artículo, al menos desde la perspectiva en la que nos encontramos todos hoy en día, desde el confinamiento de nuestras casas, con unos hábitos y unas rutinas modificadas: Padres con horarios laborales intempestivos, compras surrealistas o niños sin colegio ni parque donde jugar con sus amigos.

No voy a ser yo quien explique lo que está sucediendo porque todo lo que diga ya estará dicho y cada familia sabe por lo que está pasando.

Pero sí es cierto que esta situación que se nos ha planteado a todos, nueva para la mayoría de los adultos y, por supuesto, para nuestros hijos, es una oportunidad para observar y sobre todo para aprender de nosotros mismos y de los que nos rodean.

¿24 HORAS JUNTOS LOS HERMANOS?

Después de estos 20 días, en casa hay una cosa que nos ha llamado la atención por encima del resto. Al decretarse el confinamiento, una de las primeras cosas que pensamos fue: “LOS HERMANOS 24h JUNTOS EN CASA, ESTO SERÁ LA GUERRA”. Si en situaciones normales, al verse sólo 4 o 5 horas diarias las peleas son constantes, no queríamos ni imaginar qué podía suceder durante 24h los siete días de la semana. Los días han ido pasando y las peleas de nuestros hijos (de 10 y 7 años) han disminuido que no desaparecido (POR FAVOR QUE SIGAN HABIENDO CONFLICTOS, ESO SIGNIFICA SER HERMANOS: hacerse valer, negociar a su manera, ceder o pedir perdón).

No sólo discuten menos sino que se dan espacios de conversaciones y diálogos largos, momentos de complicidad entre ellos que raramente se habían dado anteriormente. En resumen, están fomentando su relación.

Esta situación nos ha hecho pensar en casa a qué puede a ser debido y “me he dado cuenta que” los niños pasan más rato con nosotros, jugamos más con ellos, se les presta más atención. Habitualmente vamos como autómatas a todos los sitios: “Rápido que hay que ir al cole; rápido que me he de ir a trabajar; nos vemos luego que me voy al gimnasio; pregúntaselo a tu padre que yo ahora no puedo; buff con lo cansado que estoy”. En realidad  lo que quieren y necesitan los pequeños es lo que les estamos ofreciendo estos días como padres: Atención plena y tranquila y, por supuesto, tiempo, tiempo y tiempo.

Los pequeños están recibiendo “su dosis de atención” por lo que es posible que ya no necesiten llamar tanto la atención con sus peleas o pataletas.



ME ESTOY DANDO CUENTA DE

Probablemente lo menos importante de este artículo es que los niños estén teniendo menos conflictos. De hecho, seguro que ha sido un espejismo de dos o tres veces que haya sucedido ese milagro. Lo importante de este artículo y que me gustaría resaltar es que gracias a todo esto que está sucediendo, se nos está permitiendo invertir en pensamientos y actos para llegar a ser conscientes de aquellas maravillas que nos rodean y que en nuestra vida cotidiana de aceleración constante no lo seriamos.

De ahí que me estoy dando cuenta que:
  • Afortunadamente, puedo abrazar a mis hijos: momento que se detiene el mundo. Y ahora, creo que el mundo está parado, en muchos sentidos de la palabra, tal vez para darnos una dosis de realidad de lo deprisa que vamos.
  • Posponer a veces es demasiado tarde. Cuantas veces nos decimos: “Luego lo hago” “Ya lo haré” o “Cuando tenga un momento lo hago”.
  • Un hecho tan cotidiano como lavarme las manos se esté convirtiendo en un bonito ritual, tratando de ser lo más consciente posible, donde los olores, la risa y dedicarle tiempo a algo tan básico ya forma parte de nuestras vidas. He de confesar que he aprendido lo que es lavarse las manos como una cirujana y la importancia que esto tiene.
  • No hace falta consumir tanto ocio externo sino que dentro de casa hay un mar de posibilidades. ¡se puede vivir perfectamente sin fútbol!
  • ¡Qué importante es escuchar el silencio! Ahora que disponemos de más tiempo
  • Mis hijos aceptan las cosas tal como son y no como les gustaría que fueran. Después de una explicación, en los primeros días, de porqué no se puede salir de casa y de contestar sus numerosas preguntas (ojalá se las sigan haciendo y que sigan con sus inquietudes) no han vuelto a preguntar, sabiendo y aceptando que estar en casa es la única opción. En cambio, los adultos muchas ocasiones siempre queremos más.
  • Las nuevas tecnologías a pesar de tener un componente adictivo (es algo con lo que me encuentro todos los días) también están siendo una herramienta que facilita la comunicación en momentos donde no podemos establecer contacto directo, nos ayudan a conectar lo real y lo virtual. Pero a mí no me engañan lo que realmente me gusta, quiero o necesito es abrazar y sentir que me abrazan.
  • Muchas cosas que considerábamos imprescindibles, no lo son tanto y apenas las estamos echando de menos.
  • Es importante distinguir la diferencia entre lo que deseo y lo que realmente necesito.
  • Hay valores que están por encima de todos. Necesitamos a los demás más de lo que pensamos.
  • El bienestar es frágil y que los momentos presentes pasan y son momentos únicos.
Y ES QUE A VECES, NO HACER NADA ES HACER MUCHO

P.D. Reflexión
¿Nos hemos parado a pensar que por culpa de nuestro ritmo de vida ajetreado y de estrés, también hay otros perjudicados?
Igual que somos conscientes que nuestros hijos reclaman de nuestra atención, ¿Qué nos impide pensar que nuestros padres no quieran estar con nosotros?
En el fondo, somos las personas que han visto crecer, las que han educado, las que han querido, igual que nosotros estamos queriendo y educando a nuestros pequeños.
Pero, en cambio, nunca les oiremos una mala palabra hacia nosotros por no ir a verlos o por no hacerles una simple llamada telefónica para preguntarles cómo están.

Dejemos de ir corriendo a todos lados o de ver ese partido de fútbol en la televisión, que en el fondo no aporta nada y cojamos el coche para hacer una visita a nuestros mayores, y sino, todos tenemos un móvil a mano. Escuchar nuestra voz con un “hola mama/hola papa, ¿cómo estás?” puede ser más curativo que cualquiera de las medicinas que esté tomando.
Hay gente que desearía hacerlo, y no puede.
Si lo posponemos, puede que un día no podamos hacerlo y entonces nos arrepentiremos.
No sólo confirmo la importancia de pasar más tiempo con mis hijos, sino que me hace reflexionar que tal vez mi familia también quiera pasar más tiempo conmigo.